Ensoñaciones sionistas en la Palestina de siempre

Son más de dos meses de terror descabellado del régimen israelí contra los civiles de Gaza. Durante este tiempo y el venidero, el gobierno de Netanyahu está decidido a eliminar los tres tiempos conocidos bajo el cielo palestino: pasado, presente y futuro. ¿Por qué lucha Israel? El gobierno sionista dice “representar los valores occidentales”. Simplemente y sin matices. ¿A qué valores se refieren? Con orgullo, se ufanan de formar parte de Occidente, ese lugar por donde el sol se oculta y desde donde se pretende iluminar a la humanidad completa.

Pensándolo bien, es cierto que Israel representa los valores que han caracterizado el Occidente norteamericano de las últimas décadas, identificados por una visión deformada y mayestática de sí mismos. La providencia está del lado de los evangélicos dispensacionalistas que sueñan con la parusía en Palestina como castigo a los infieles de todo pelaje, para mayor gloria WASP.

El Israel moderno se presenta como víctima del terrible holocausto, de ahí que exija su derecho a una tierra santificada por los siglos y que lleva la impronta de los reyes hebreos. Desde una perspectiva histórica, es completamente ilusorio y una aberración. El Estado sionista es un más bien producto colonial tardío, de ahí que tanto algunos países de Europa como los EE. UU. lo rentabilicen al máximo: ¡son ellos, los mismos, los de siempre! La política emponzoñada, de trinchera, contribuye a esto. Pedir la vuelta a las fronteras del 67 es un brindis con una copa vacía, cuando éstas deben de ir llenas. Recordemos: ¿Cómo se expulsó a los supremacistas de Oriente Próximo, Sur de Asia o el Norte de África? Estos supremacistas dejaron, sin embargo, su marca en gobiernos y regímenes aceptables para los trapicheos del libre cambio entre corruptos, criminales y presuntuosos homicidas.

La providencia está del lado de los evangélicos dispensacionalistas, que sueñan con la parusía en Palestina

Nunca una tragedia (II Guerra Mundial) se rentabilizó tanto sobre el alma, la piel, los músculos y los huesos de niños, mujeres y hombres completamente inocentes que decidieron o no tuvieron más remedio que permanecer en una cárcel tolerada por personajes como Borrell, Von der Layen y la gran camarilla anglo sionista del otro lado de Atlántico.

Todo este esperpento está a la vista. La naturalización de los asesinatos palestinos es normal. Este deslumbramiento criminal atonta las conciencias, las emborracha de sangre ajena. Surgen así ciudadanos ebrios de información tan manipulada, que desemboca en un completo hastío cuando se trata de Palestina.

¿Cómo salir de este bucle? Es decir; ¿qué sentido tiene resistir cuando se ataca a un ejército apoyado hasta las últimas consecuencias por los matones del mundo libre? ¿Fue una provocación atacar a Israel con el fin de sacrificar a los inocentes en el altar de la perenne redención de un Occidente que espera la Navidad? Esperamos el brindis del digno Guterres y el Papa tras un acuerdo de alto el fuego en Nochebuena.

Humean los cuerpos de los inocentes retorcidos por el dolor aplastados por los escombros ¿Es la tragedia consustancial a Irak, Siria, Palestina, Líbano o Yemen, a su escasa capacidad para ser domesticados por la civilización occidental?

¿Qué valores representa el régimen sionista cuando la hegemonía anglófila rueda por un interminable barranco?

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